Vitoria se nos va.

Hoy es Vitoria, no es la primera ni será la última. Tengo la sensación de que los aficionados estamos más dispuestos a colaborar en lo que podamos para salvar la tauromaquia, que mucho profesionales, quienes parecen estar más cómodos en sus cortijos alejados de la sociedad y la realidad. 
Es muy común el pensar que esto es eterno y que los problemas se solucionan solos.

Cuando nos queramos dar cuenta esta estará acabado y luego todos a preguntarnos ¿por qué?. ¿Cuántas veces hemos escuchado los inviernos que hay que pararse a pensar y poner soluciones? Pues tantas veces como inviernos que se nos van sin sentarnos a debatir y a buscar esas soluciones. 
Estamos dejando morir esto confiando en que se salvará solito. Sin nuestra ayuda y compromiso. Gran error. Y en medio de esta confianza enfermiza nos levantamos con la noticia de que Vitoria se nos va.
Problemas administrativos, referéndums, persecución mediática, cánones abusivos y demás trabas hacen que no haya empresas candidatas, y así es cada vez más difícil tirar con esto para adelante.

No hemos sacado a la tauromaquia de los campos a las calles, y ello ayuda a que Ayuntamientos ocupados por gentucilla que sólo vive para destruir lo establecido, encuentre en la tauromaquia su objetivo número uno, y babeando odio se sienten a ver morir de inanición la plaza. Ni se presentan candidatos ni nadie se sienta con nadie. Entre todos la mataron y ella sola se murió.

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